Santiago de Chile (EFE). La pobreza en América Latina alcanzó un mínimo histórico en 2023: 27,3%, lo que representa 172 millones de personas. Esto representa una disminución del 1,5% respecto a 2022, según muestra la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (ECAP). Esta caída representa el precio más bajo desde 1990.
La pobreza extrema también mostró una mejora, cayendo al 10,6%, lo que corresponde a 66 millones de personas. Si bien esta cifra está un 0,5% por debajo del nivel de 2022, todavía está dentro del rango de 2014, cuando la pobreza extrema alcanzó su nivel más bajo en tres décadas.
Sin embargo, las expectativas para el próximo año no son muy altas. Según la CEPAL, es probable que en 2024 el nivel de pobreza disminuya sólo 0,5 puntos porcentuales, mientras que la pobreza extrema puede permanecer sin cambios. Esta previsión se basa en las bajas expectativas de crecimiento del producto interior bruto (PIB) en 2023, estimado en un 1,7% en América Latina.
El secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, dijo que el panorama no era optimista y destacó la necesidad de mejorar los programas de protección social en la región. En su intervención en la Reunión Informativa Anual titulada “El panorama social de América Latina y el Caribe 2024: desafíos de la protección social sin contribución al desarrollo inclusivo”, Salazar-Xirinach enfatizó la urgencia de fortalecer los sistemas de protección social para reducir las necesidades y el futuro. mejorar las condiciones de vida de los sectores vulnerables más importantes.
La noticia detalló que la reducción de la pobreza en 2023 se debió en gran medida al positivo desarrollo económico de Brasil, uno de los países más influyentes de la región. Otros países que también contribuyeron a esta tendencia son Paraguay, República Dominicana, El Salvador y Colombia, donde según la CEPAL los aumentos en los componentes salariales jugaron un papel clave en la reducción de la pobreza.
A pesar de estos avances, las transferencias públicas, incluidas las provenientes de programas de protección social no contributivas, siguen siendo clave para la lucha contra la pobreza. Estos programas, dirigidos a personas que no podían aportar lo suficiente al sistema de pensiones o a la seguridad social, han tenido un impacto significativo en la mejora de las condiciones de vida de millones de personas.
Alberto Arenas, Director de Desarrollo Social de la CEPAL, dijo que los sistemas de pensiones no contributivos son uno de los principales impulsores del desarrollo de la protección social en América Latina. Estos sistemas, que han ampliado su cobertura en las últimas décadas, han ayudado a reducir la pobreza entre los alcaldes mayores de 65 años en un 14,3%.
La importancia de estos programas es obvia, especialmente en un contexto en el que la distribución de la riqueza sigue siendo muy deseable en América Latina. A pesar de los avances en la reducción de la pobreza, ésta continúa afectando de manera desproporcionada a ciertos grupos de población, como las mujeres en edad de trabajar, los niños, los afrodescendientes y los que viven en zonas rurales.
Información de la CEPAL muestra que para erradicar la pobreza hacia 2030 se debe garantizar un nivel mínimo de recursos financieros en el Caribe. Recomendamos que entre el 1,5% y el 2,5% del PIB y entre el 5% y el 10% del total del gas público se utilicen para financiar programas de protección social no basados en contribuciones. Estos fondos son administrados por los ministerios de desarrollo social o instituciones equivalentes de cada país.
Sin embargo, la pobreza en América Latina no sólo está relacionada con la falta de ingredientes, sino también con factores estructurales como la desigualdad de género y una injusta división del trabajo. Informa que más del 50% de las mujeres de la región no participan en el mercado laboral, dedicándose exclusivamente al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Esta situación no sólo limita sus oportunidades económicas, sino que también dificulta el acceso a la protección social, perpetúa los deseos generales y aumenta la vulnerabilidad.
El llamamiento dirigido a la población de la región también aportó nuevas cifras para los sistemas de protección social. A medida que aumenta la proporción de personas mayores, aumenta la demanda de servicios de salud y seguridad social, lo que ejerce aún más presión sobre los recursos públicos. La CEPAL advierte que sin una adecuada planificación y financiamiento, los sistemas de protección social de la región pueden enfrentar serias dificultades para satisfacer las necesidades de la población cada vez que se envían.
Otro gran desafío que enfrenta la región es la crisis de los sistemas de supervisión y control de los programas sociales. La falta de una tributación adecuada y efectiva ha significado que en algunos casos los recursos asignados a la protección social no estén vinculados a quienes realmente los necesitan. La CEPAL destaca que es esencial mejorar los mecanismos de seguimiento para asegurar que los programas sociales sean efectivos y estén dirigidos a los sectores más vulnerables de la población.
A pesar de estos desafíos, la reducción de la pobreza para 2023 es una señal de que América Latina tiene el potencial de seguir avanzando en la lucha contra el deseo. Sin embargo, para que este progreso sea sostenible, los países de la región deben ponerse al día en sus esfuerzos por mejorar los sistemas de protección social, aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral y distribuir la riqueza de manera más equitativa.
En este sentido, la CEPAL propone una de las claves para lograr un desarrollo inclusivo en la región: la adopción de políticas que promuevan la igualdad de género y faciliten el empleo de las mujeres. Además, se deben implementar programas especiales para los grupos más vulnerables, como los niños, los afrodescendientes y los que viven en zonas rurales, para que todos tengan acceso a oportunidades económicas y sociales.
En resumen, si bien reducir la pobreza en América Latina para 2023 es un importante paso adelante, aún queda mucho por hacer para garantizar que todos los residentes de la región puedan vivir con dignidad. La información de la CEPAL ya ha dejado claro que sin un compromiso firmado por los gobiernos para mejorar los sistemas de protección social y respetar las necesidades estructurales, los avances logrados pueden ser temporales. La lucha contra la pobreza en América Latina es una tarea constante, y un futuro más justo para todos sólo puede lograrse a través de políticas inclusivas y sostenibles.